Rotondas metafóricas
Circulando por las rotondas de mi ciudad me asalta la idea de que el mundo podría funcionar todavía peor. Porque no hay mejor ejemplo urbano que la glorieta de caos, egoísmo, ignorancia e inocencia. Una muestra más que representativa de la sociedad. Y aun así, que pocos accidentes. Sé que hay que tener en cuenta mi situación acomodada de clase media occidental, desde enfrente de la pantalla de un ordenador, para encontrar la lógica de la reflexión. ¿Cómo podría servir el símil de las rotondas como reflejo social en lugares donde no existen las carreteras? Salvando ese imperdonable abismo, lanzo la reflexión de 'cómo es posible que habiendo tanto gilipollas -siendo nosotros mismos esos gilipollas en muchas ocasiones- consigamos superar nuestros días como ciudadanos más o menos en paz'. Y llámale reflexión secundaria, llámale truco vial didáctico o llámale politología básica, pero no estaría de más recordar que desde la izquierda no podemos girar a la derech