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Seguro que no os importará que hoy me aparte de la gracia que me caracteriza y me ponga seria. No sé adonde va a llevarme esta entrada que empiezo sin rumbo ni objetivos, que desde el principio tiene forma de divagación y desestructura... Es un escrito egoísta, pensando más en vomitar unas cuantas cosas que en esforzarme por gustaros -sí, eso hago normalmente-.

Allá vamos, arrancaré con un consejo. Si queréis vivir felices y tranquilos, no miréis esto:

Cas 4F y Aaron Swartz

En apenas 48 horas me he tropezado con estos documentales, que me han hecho pensar que soy una auténtica inútil. Inútil porque mientras en la pantalla aparecen personas que pese a todo están serenas, y desde su serenidad pelean por lo que creen justo, yo soy incapaz de hacer otra cosa que quedarme embobada admirándoles desde la distancia mientras acumulo rabia y más rabia. Tengo las reservas de rabia a tope. Mis poros destilan rabia. Y soy muy mala canalizándola. En fin, soy una inútil.

Ambos hablan de la injusticia. Hablan de gente con sensibilidades especiales que literalmente no soportan la fealdad que les rodea. De como la libertad, que va desde la idea de que el conocimiento debe estar al alcance de todos hasta el hecho de que cualquier persona puede vestir y vivir como se sienta más cómoda sin que nadie pueda juzgarla por ello, aterroriza a los gobernantes verdugos de este mundo. 

Y hay muchas formas de gobernar, de ser verdugo, todas con un máster en opresión y una especialización diferente. Se puede gobernar desde el 'poder político', otra forma de llamar al 'poder corrupto' afianzado por ese espejismo al que llaman 'democracria'. Como se les llena la boca. 'Democracia'. 

Se puede gobernar a pie de calle, usando la forma de poder más arcaica que existe: la fuerza física. Los cuerpos opresores del estado se pasean por nuestras plazas y bares con uniformes oficiales, lo que parece indicar que pase lo que pase, ellos tienen razón. No me preocupa que la tengan o no, me preocupa no poder siquiera discutírselo sin arriesgarme a que me apalicen.

Se puede gobernar desde la sombra, una sombra bien espesa conseguida a base de empapelarlo todo con tantos billetes de 500 que se crea un muro opaco entre los de dentro y los de fuera. Empresarios deshumanizados y deshumanizantes que entienden el mundo como un gran Monopoly en el que tú y yo ni siquiera tenemos derecho a ficha. Mejor, que se queden ellos su asqueroso tablero y nos dejen fuera. Nos las arreglaremos.

Patricia Heras y Aaron Swartz fueron más valientes de lo que yo seré nunca. Es triste pensar que sus muertes son la razón por la que hoy conocemos las terribles historias que se tejieron a su alrededor, asfixiándolos poco a poco... Así que qué menos que sentirme agradecida con ellos, pues sin ellos hoy no podría sentirme así. 'Sin ellos' es el motivo por el que tantas otras historias, diferentes en forma pero idénticas en tragedia, permanecen hoy en el olvido, escondidas, agonizando, sin garantías de acceder a la justicia social y la conciencia colectiva, a la opinión y, en consecuencia, a la libertad. Da escalofríos.

Para terminar, mi enhorabuena a los realizadores, directores, técnicos y demás de estos trabajos. Espero tener algún día el valor, el talento y el empuje para llegar a comunicar así sobre algo tan complejo y visceral.

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