Emergencia



No sé vosotros, pero yo no tengo asignada una persona de contacto en caso de emergencia -creo-. Nadie me ha preguntado nunca a quién hay que avisar en el momento en que tenga un accidente y mi vida esté en peligro. No he visto ningún campo de ningún formulario de este infierno burocrático dedicado a este menester en toda mi vida.

¿No es triste imaginar un pasillo con las sillas que debieran ocupar los seres queridos vacías mientras tú agonizas en algún aséptico quirófano? A mi me parece patético, y a la vez me da pánico. ¿Qué le ocurre a nuestro sistema sanitario? ¿Dónde deja esto la cómica situación en que tu ex, tu amigo de la infancia o ese compañero de piso con el que acabaste a tiros tiene que acudir a horas intempestivas al hospital porque es a quién se debe avisar? ¿Porqué nos empeñamos en marginar las situaciones más adorables de esta cruel vida?

Y de las actitudes y aptitudes de nuestro personal sanitario... Ahí ya no me meto. Ni muy simpáticos ni muy antipáticos, ni guapos ni feos, ni genios ni ineptos. Todos normales, como si no tuvieran televisor en casa y no entendieran de qué trata su trabajo. Estar muriéndose en este país es de lo menos interesante que hay, no me extraña que los yankis prefieran embargar su sueldo en seguros a ceder ante un sistema, soso y gratis por igual.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Pobre gorda

Whatsapp, crisis y cacas de perro

La gens increïble història dels bons marmolets i els malvats fatxendes